Clayton Eshleman, poeta y traductor
estadunidense, es quien tradujo los poemas de César Vallejo. ¿Cómo hizo
Eshleman para traducir tremendas obras? Pues, conozcamos un poco más acerca de
Clayton. Él vivió en Perú durante nueve
meses, es un poeta reconocido y, a pesar que en los Estados Unidos no existe la
carrera de traducción, ha traducido centenares de documentos al inglés. La
traducción de los poemas de Vallejo se titula “The Complete Poetry: Cesar Vallejo”. Este trabajo no solo lo llevo
a conocer la cultura de Vallejo, sino que también le demandó 45 años traducir
todos los poemas.
En la traducción existen las
llamadas “bellas infieles”. Esta
traducción es considerada muy buena por el lector, porque en el idioma meta, es
estilística y gramaticalmente perfecta. Las traducciones bellas infieles, son
obras del traductor basadas en los trabajos del autor. Esto es aceptable y
hasta productivo en textos técnicos, jurídicos; pero no en un texto literario. Los
poemas de Vallejo reflejan la abertura de su alma y sentir plasmados en hojas.
El lector vive y siente mediante los juegos de palabras y frases que hablan con
pasión y sentimiento. No es nada gratuito que Eshleman demorara 45 años en
traducir los poemas de Vallejo.
Ahora bien, traducir la historia de
una pueblo ágrafo donde su herencia cultural es oral y distinta al traductor, no
puede ser una labor de un día, ni desde el escritorio sin conocer la cultura, mucho
menos ser “bonita” para el lector meta. No solo basta con saber el idioma, como
muchos creen, sino conocer la cultura y a los hablantes bilingües, no por nada
el colaborador final de Eshleman en las obras de Vallejo fue Vargas Llosa.
¿Quién no ha leído o escuchado
acerca, del clásico cuento, de La Cenicienta? Este relato ha sido traducida de
manera tan “infiel” que no se sabe quién fue el autor y mucho menos el origen
del cuento. Debido a la traducción, el cuento ha perdido su esencia cultural.
Algunas personas afirman que es de origen Chino, a razón del pequeño pie de la
heroína; en China antiguamente la belleza de la mujer radicaba en los pies
chicos. Otros afirman que es originaria de Egipto, por cubrirse la cara con
velos y echarse ceniza, como simbología de duelo; definitivamente esta versión
jamás la oímos.
Las adaptaciones estilísticas,
cambios de escenario, modificaciones sintácticas y semánticas pueden ser aceptadas
en diferentes textos, menos en los que llevan carga cultural. Por una razón
sencilla, la cultura y la intención del autor
se pierde. De nada sirve que una traducción sea muy “linda” si en años
venideros nadie observará un rastro cultural.
El pueblo de Ese Eja pertenece una
etnia amazónica, ellos habitan en Madre de Dios, Perú y Bolivia; son
aproximadamente 1500 personas. Su lengua pertenece a la familia Tacana. Es un
pueblo de tradición oral, como muchos pueblos en la Amazonía. En su discurso
oral, propiamente en la deixis, relacionan el enunciado con el lugar que se
realiza, donde se ubica el sujeto o los interlocutores. La categorización
deíctica está vinculada al espacio y tiempo.
A modo de ejemplo, observemos caso
de espacialidad en el sufijo Ese Eja, –ho, que significa: en, donde,
cuando. Una oración como ma sa?ona haa-ho,
traducido de manera literal diría: “allí boa echarse”. Un traductor sin
conocimiento cultural escribiría: “En
ese lugar la boa estaba echada”. En esta traducción se deja de lado el
adverbio de lugar “allí” y “donde”, palabras muy usadas por los Ese Eja. Un buen intento sería: “Allí donde la boa estaba
echada”. Resultando una oración
castellanizada con rasgos de semanticidad
propias de los Ese Eja.
Por ello, al traducir narraciones
culturales, se debe manejar con el mayor respeto y cuidado posible. De esta
manera la traducción queda culturalmente rica para el lector, y sería una
fuente investigativa para los futuros profesionales de la lengua o cultura.